jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Quién te dijo que un arete era solamente un arete?

Un arete que se perdió mientras dos amantes amorosos se besaban. 

Una tarde soleada.
Un árbol y debajo del árbol ellos, besándose, en el instante (que no se repetirá.)

Él se fue, o quizá se fue ella. Quizá se fueron los dos.

Entre abrazos, susurros y suspiros el arete de ella que él le regalo se quedo tirado en un parque, al que nunca le faltaran amantes ávidos de tiempo.

El arete colorido se quedo: 
solo
perdido
impar, debajo del árbol donde sin prejuicio alguno ellos: los que se quisieron, platicaban y reían.

¿Qué se sentirá ser arete?

Se quedo solo impar mientras en la oreja derecha de ella iba un solitario arete... y el otro se quedaba varado en el pasto verde, rodeado de pequeños bichos, de tierra, pasando intempesatades en la noche.

Cuando ella llego a su casa y se dio cuenta que perdió su arte, supo que no perdía solo un objeto material, un fetiche, ella supo que estaba separando por su descuido a una pareja, a un tal para cual.
No quiso llorar, abrió su alhajero de mil colores, y guardo al solitario, al triste arete que sobrevivió a los besos de marzo.

Mientras tanto. El arete izquierdo pensaba.

<<Es digno estar aquí, haber sido el obsequio de un tiempo, ser más que un objeto, ser la evidencia, el amor mismo. Sé que extrañare a mi par, quizá nos volvamos a ver, quizá en su cálido alhajero me piense, me extrañe, quizá ella me recuerde siempre, quizá ser un arete es un verdadero placer...>>

Al paso de los días ellos, los amantes amorosos. También se perdieron.

Él se quedo debajo del árbol
Ella en su alhajero.

Ellos se quedaron como los aretes.

¡Ay esos aretes que él le regalo en marzo!
¡Ay esos aretes que ella perdió en marzo!

 Qué el quizá no recuerda, que ella recuerda.

Dignos aretes coloridos.



Perdidos, uno sin el otro. Hablo de los aretes y también de ellos, los que ya no se besan ni en el árbol, ni en la calle.

Im-pares. Los dos duetos. Los aretes que él le regalo en un marzo. Y el arete que no sabemos dónde quedo.

Mientras el arete de la oreja derecha espera volver a ser usado.

Mientras ella espera volver a ser besada.

Quizá como él.

El arete, él muchacho.



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