¿Qué tengo que hacer con ella, a dónde se supone que la debo llevar?
A caso, ella merece un funeral. A caso, le debo pedir perdón. A caso, la debo guardar por el resto de los días: rota, triste, marchita.
Si yo huubiera sido ella, hubiera estado igual.
Las flores saben cuando son un poema en las manos de una mujer que sonrie, pero también saben distinguir cuando el poema es triste, un poema de despedida.
La flor que con los petalos rotos ha permanecido más de dos semanas cerca de mi, se quiere ir, ya ha sufrido mucho, ya hemos hablado, le pedí que no representara despedida, pero me respondio que ella solo era el reflejo de la intención.
Yo no quiero que se vaya de mi lado, es mi recuerdo de él.
Esa flor amarilla fue una contradicción. Fue la ruta de despedida, fue la felicitación sincera un tributo a el esfuerzo.
Esa flor, era amarilla como el sol, como mi blusa.
Ahora no se como despedirme de ella.
Quizá le puedo regalar una flor para despedirme y entonces me uniría a un ciclo interminable de flores de despedida flores tristes que se despiden, que se marchitan como la tristeza de un adiós.
Velozmente me sigue el tiempo
No tengo ganas de correr
Abandono de la vida
No tengo ganas de sentir
Me despierto en la noche ...No tengo ganas de dormir
Me aflige la vida
No tengo ganas de sufrir y aun así me gusta vivir.
Era una flory era primavera y vaya que hacía calor y teníamos ánimos de lucha...
y mi cama no estaba desierta y el aire nos revoloteaba de oriente a oriente y nos desorientamos: y por la noche yo miraba la flor.
Experimente su rosa pálido. toque sus espinas, la llene de agua, la vi, la acaricie, reí mucho junto a ella, le conté mi secretos de amor (que en ese entonces no eran ningún secreto)
Y por casualidad, también era mayo y nos besamos y yo me enorgullecí de tus más íntimos sabores
y paso la primavera, y tan lejos... dejamos de buscarnos
y yo mentí ( esta es la frase en que vuelvo a mentir)
y no hubo beneficio de duda.
... y de nuevo es mayo.
y no hablare de ti, ni de tu nombre ni de tus libros, ni de tus ausencias ni de los conciertos, ni de los encuentros, ni de las canciones, ni de la poesía...
El único recuerdo será ella. Hablaré de ella. Digna flor que nunca olvidaré. Rosa pálido. Flor que adorno la pared de mi abuela.
Ni siquiera puedo mencionar su nombre porque pronunciar letra por letra es mencionar retal tras retal de su ser y al pensar en el suelo volverme loca. (Debo mencionar que se me da enloquecer)
Cuando yo lo conocí el vivía en otro mundo. (francamente sigo sin saber en qué extraña y compleja dimensión se encontraba)
A mí me enloqueció su mirada fugaz, repentina y distraída. (aclaremos que es muy fácil que yo tienda a enloquecer)
El me miraba de reojo, sin imaginar que las coincidencias nos colocarían en ese mismo espacio y lugar para volvernos "algo." (fue mi platónico, mi aristotélico, mi más íntimo amor lejano)
El sigue viviendo en su mundo, un mundo que visto de más cerca parece estar fabricado por un niño que sueña sin parar, yo aprecio su más apasionada delicadez, su sencillez y complejidad plasmada en un trozo de papel, sus cielos de tinta, sus familias de colores... la desnudes de su arte. Su desvelado caminar. Línea por línea el conjunto que hace. (Quizá porque no soy un gran artista puedo siempre creer que sus pinturas ya están listas)
Me gusta lo que dice. (no estoy segura de que realmente me escuche)
Sueño con él (soy de las que piensan que la realidad es un sueño)
Abrazo su sonrisa (realmente me gusta su sonrisa, me enloquece su sonrisa, ya mencione que yo suelo enloquecer)
Sus besos de arándano se clavaron más que en mis labios en mi alma. (cuando digo arándano, quise decir amaretto)
Sus ojos de farol iluminaron días tórridos (sus palabras en francés a las que no les entendí me hicieron sentir magia)
Algunos días me hace sentir la mujer más importante (otros días creo que se le olvida mi existencia)
Quiero tener una habitación en la luna para los dos (suelo creer que el viaje le da miedo)
Compartimos un fragmento de mundo juntos (aunque él sigue sin conocer mi música favorita)
Le doy mi cariño sin pedir algo a cambio más que su mera felicidad. (...)
Cuando hablo de él a veces tartamudeo y suelo enloquecer... Digo, eso me pasa a veces.
La magnífica la llena de sol la más fuerte la daga en el pan la casa la sin zapatos sobre la arena la red y el pez dentro de la red la por sobre todas las cosas la cabrona la todas la más que todas la verde la infinita la milagrosa la que renace la más mía. La madre.
No tienes que decir
Pues yo no comprendí
Se que te alejas
Y debo quedar sin ti No te preguntare
Pues yo me lo busque
Mía es la culpa acércate
Y escúchame Despídete
Cierra los ojos y bésame Y perdóname
Por no saber comprenderte Te quiero
Y aunque quisiera quedarme
Yo comprendo
Que ya es demasiado tarde
Por eso
Despídete
Con un beso No tienes que decir
pues yo no comprendí
Se que te alejas
Y debo quedar sin ti No te preguntare
Pues yo me lo busque
Mía es la culpa
Acércate
Y escúchame Despídete
Cierra los ojos y bésame
Y perdóname
Por no saber comprenderte
Te quiero
Y aunque quisiera quedarme
Yo comprendo
Que ya es demasiado tarde
Por eso
Despídete
Con un beso Y perdóname
Por no saber comprenderte
Te quiero
Y aunque quisiera quedarme
Yo comprendo
Que ya es demasiado tarde
Por eso
Despídete Con un beso
Si mis poemas todos se perdiesen
la pequeña verdad que en ellos brilla
permanecería igual en alguna piedra gris
junto al agua, o en una verde yerba. Si los poemas todos se perdiesen
el fuego seguiría nombrándolos sin fin
limpios de toda escoria, y la eterna poesía
volvería bramando, otra vez, con las albas.