Yo tenía unos zapatos, muy bellos, muy
boleados.
Incluso me hubiera atrevido a decir que eran finos,
pero no era yo nadie para
recorrer el mundo con ellos,
si
la vida me hubiera dado más oxígeno yo hubiera recorrido playas y desiertos...
bajo el sol de Francia o el quebranto de Ciudad Juárez...
En la ciudad más grande del mundo hubiera corrido
persiguiendo algo así,
como: la felicidad.
Pero no, no tuve tiempo, no
pude estenarlos.
La vida me
invito a volar y yo estire mis alas a la muerte.
Mis zapatos nadie los uso. Intactas suelas de un mundo que
no recorrí.
Alejandra Atzín.
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