sábado, 3 de diciembre de 2011

Firme promesa.

La promesa siempre la firme promesa de no volver a tomar. Y así... Hasta el fin de las botellas, hasta el fin de los bares, hasta el fin de la ropa, hasta el fin de los pesares, hasta el fin de las palabras, hasta el fin de los quereres, hasta el fin de las quimeras...

La promesa siempre la firme promesa de no volverme a enamorar. Y así hasta el fin de los besos, y así, hasta el fin de las canciones, de los conciertos, y así como así hasta el fin de las des-horas, de las ilusiones, de las impreciciones, de los sabores, de las mordidas de labio, hasta el fin de las noches empiernadas. De la lluvia.

La promesa siempre la firme promesa de no hablar tanto, así hasta el fin de los verbos, de los enunciados, de las muletillas, de los refranes de las metáforas. Hasta el fin de las platicas nocturnas.

La promesa siempre la firme promesa de no volver a buscarte, así hasta el fin de los mensajes indirectos y también los directos, hasta el fin de la calle donde vives, hasta el final del último asiento del camión, hasta el fin de las cartas añejas, de las serenatas que canto para ti.

La promesa firme promesa de mañana sonreír ir al gimnasio, comer sano, disminuir las dosis de medicamento, leer el libro grande del librero, ser fiel, no decir groserías, ser puntual, no mal gastar dinero, arreglar mi clóset, aprender química...

Siempre una firme promesa.  

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