jueves, 28 de abril de 2016

Duele la pregunta ¿De qué color forrabas los cuadernos de tu infancia?

¿Quién que te conoce de ahora sabe de qué color forrabas los cuadernos de tu infancia?  
Duele la pregunta porque parece tan trivial como los mismos recuerdos del sabor a dulce de los recreos en el colegio.
Duele la pregunta porque de pronto al recordar los recreos ya comenzamos a recordar el sabor a dulce de la infancia. 
Duele la pregunta porque ese cuaderno forrado de amarillo, rojo, morado o con el logo del colegio fue lo más importante de nuestras vidas cuando el sabor a dulce decoraba los recreos y no nos agobiaba el futuro.
Duele la pregunta porque ese cuaderno albergó las primeras letras, de ese entonces cuando nos enseñaron a escribir en cursiva o en letra tremendamente redonda , letra molde. 
Duele la pregunta porque en ese entonces ni tú ni yo teníamos claridad en diferenciar cuando escribir "nv" o "mp" y a veces poníamos una "s" donde iba una "c".
Duele la pregunta porque un día no puse acentos y la maestra del colegio arranco la hoja de mi cuaderno de cuadro grande, perfectamente forrado de azul con una etiqueta que llevaba mi nombre. Ese nombre que muchas veces prefieres olvidar.
Duele la pregunta porque ahora ya ni siquiera usas cuadernos, ni los forras, ni suena la campana del recreo, ni dices mi nombre.
Duele la pregunta porque sería un error garrafal confundir la "s" con la "c".
Duele la pregunta porque hemos olvidado los pequeños detalles de la vida, porque hemos olvidado cuando del brazo de nuestros padres elegiamos la caja de colores que llevaríamos a clases o las tardes que hicimos la tarea en la casa de los abuelos.
Duele la pregunta porque a veces la vida adulta no tiene tanto color.
Duele la pregunta porque ya no forramos de ningún color nuestros cuadernos, ni esperamos con ansias estrenarlos. Ni hacemos la tarea en la casa de los abuelos.
Efectivamente hemos olvidado el color del forro de nuestros cuadernos, las mujeres que te conocerán te verán escribir de hermenéutica o dialéctica pero no abrazaran el recuerdo de aquel niño que aprendió a escribir y a leer con el apoyo de un cuaderno con el logo del colegio y por eso duele la pregunta.
Duele porque no estoy segura de que quién te bese mañana te haga esa pregunta que un día de abril te hice ¿De qué color forrabas los cuadernos de tu infancia?