No la remota rosa angelical,
que los poetas cantaron.
No la maldita bruja que los inquisidores quemaron.
No la temida y deseada prostituta.
No la madre bendita.
No la marchita y burlada solterona.
No la obligada a ser buena.
No la obligada a ser mala.
No la que debe siempre decir que si.
Un Ser que trata de saber quien es
Y que empieza a existir.
Alaíde Foppa