lunes, 31 de octubre de 2011

Fue aquella noche. Estoy (casi) segura que era Octubre, había una Luna por demás: Memorable.

Hablabamos (creo) de algo nuevo, era acaso una nube rosa, nosotros contabamos historias. (también)  Historias de aquellas que no se olvidan, las estrellas confesaban nuestra gracia y yo les dije:

-¿Vieron? desde esa estrella alguien nos mira radiando luz por demás: Expansiva.

También ellos se preguntan en su estrella,

<<¿ habrá vida allá?>>

Seguimos que es el complemento de continuar: Tomando algo que creo era alcohol. Medidomos el ocular de ojo de las libéulas, Dilatadas.

Fue así. Si divides la realidad entre el cateto de los lados epicentricos de la estrella azul, encontrás si tienes a bien: eso: Octubre. Meguante.

Un día de esos entre domingo y lunes.
Un día de esos que los no/sabios llamamos INSTANTE (Creo.)

martes, 25 de octubre de 2011

4mil palabras. Un olvido.

Lo miro desde lejos con el mismo impacto que tuvo al verlo por primera y segunda vez.
Imprecisión. Sorpresa. ¿Gusto? Supongo que había alguna emoción pero la emoción no siempre es positiva.
Ahí estaba él, tan hermoso y feo como lo imaginó tantas veces en sus noches de desvelo.
Lo miro al otro lado de la banqueta, sentado sobre una banca, cubierto por los rayos del sol, bien rimando con el ocre y el café. Al verlo sin duda se volvió una hoja anaranjada titiriteante por los efectos del otoño.
Quiso parar los autos y atravesar las cebras blanqui-leche del piso, sin embargo ella no pudo moverse, quedo embrutecida al verlo. Aún cuando el rojo sonrojo al semáforo fue incapaz de cruzar la calle.
Ella lo miraba con casi llanto y mucho encanto. Durante un par de minutos contrariada lo observaba con la delicadeza de quien está a punto de cometer un estudiado delito.                               
Miro con cuidado su barba: había crecido desde la última vez que fue la última vez.                                                                       
Observó su cabello: bailando torpe al ritmo del viento, cabello maltratado, marchito.    

Ahí estaban sus manos dándole la vuelta a las páginas de un libro un tanto viejo.
Después de mucho pensarlo decidió dar unos pasos hacia adelante (ó hacía atrás, según la cara de la moneda con que se mire.)  Un grupo de niños persiguiendo su pelota se atravesaron en su camino.
Él continuaba leyendo con una eminente tranquilidad.                                                                         Solo. Solitario. Solventado su soliloquio solar.
Al pararse frente al él se sintió bajo un hechizo rapaz. Fue incapaz de poder pronunciar un palabra adecuada.                                                                                                                                        
Raro efecto que siempre le pasaba al estar cerca de él. Por su mente desfilaban un sinfín de palabras  peregrinas, inoportunas, algunas bellas.
Estrella/árbol/calle/año/jacaranda/calendario/mandarina/azúcar/caña/día/pueblo/cama/mandamiento/flor/ojo/mar/mundo/amor/escudo/olfato/paleta/tigre/juego/globo/café/razón/latín/ otra flor/danzón/gay/latido/pirámide/pintura/registro/libro/molusco/collar/nautilo/ídolo/carmín/humanos/manos/ccalzón/espora/galaxia/vida/bicicleta/canción/desnudo/fogata/ tatuaje…
Casi 4mil palabras en su mente, 4mil palabras en menos de un minuto…
Otra flor/distancia/película/kiosko/patria/encuentro/culo/cara/oro/rana/agua/rama/ciudad/carruaje/desliz/beso/faje/boca/guapa/feliz/tontería/diamantina/casino/locura/adiós/veintriloco/ veinte/durazno…
Más de 4mil palabras en un minuto desfilando por su cerebro, su lengua. Tantas palabras pero nunca encontró la adecuada para iniciar una conversación con el sujeto ocre y café, el sujeto distraído al que amo casi como al lenguaje.
Llevaba parada enfrente de él 3 minutos, buscando sin encontrar entre las 12mil palabras un adecuado saludo y el fue incapaz de notar su presencia o dirigir la mirada hacia donde se encontraba ella y saludar. Ella frente a él con cara de sorpresa y reproche.
Una señora que vendía flores en la plaza llegó a romper el hielo entre los dos conocidos que parecían desconocidos por conocerse muy bien.
-Caballero, ¿una flor para la damita? –Florista
-Muchas gracias señora, pero no la conozco- Él
-Con una  flor la puede conocer mejor -Florista
-Gracias, para la otra.-Él (solitario)
-No quiero una flor obligada, ya me han pintado muchas flores que nunca veo. Pero, en serio ¿no recuerdas quién soy?-Ella
-Quizá te he visto, pero no tengo razón para acordarme de ti-Él
De nuevo ella quiso correr y atravesar las cebras blanqui-leche, de nuevo quedo paralisada.
-Soy yo. (musitó con desdén) soy aquella a de la que te gustaban los ojos y esa risa casi eterna. Con la que compartiste muchos viernes.-Ella
-Lo dudo, soy un romántico empedernido, si te conociera no hubiera olvidado tu voz.-Él
Con una ligera mueca, incomoda y esperando ser víctima de una mala broma dijo:
-Deja de bromear, quizá nunca me amaste incluso sé que no me quisiste lo suficiente, pero estoy segura que en algún espacio de tu memoria hay un rincón para mi, si quiera para decirme “hola” “que tal”-Ella.
-¿Hablas de cariño? ¿Hablas de amor?-Él
Pregunto con  ojos grandes y expresivos de quien acaba de escuchar un tremendo secreto que lo conmociona a la sorpresa.
-No hablaría de amor sino me lo hubieras declarado frente a la prima-Vera. Tú me mentirías a mí pero no a la prima-Vera, tú eres diferente. Lo sé -Ella.
-¡Qué va! si tu y yo hubiéramos estado juntos estaría escribiendo un poema de tus ojos, de tu sonrisa, un verso de tu cabello largo y lleno de colores. ¿Me crees tan infame para olvidar a la mujer que vi todos los viernes?
Desesperadamente ella comenzó a buscar en su mochila un espejo para constatar que era ella la que le preguntaba a él, la que le contaba la historia de los dos. Juntos.                                 
En su búsqueda  desesperada cayo un libro de su mochila y del libro boto una foto de ellos juntos, anclado a la foto iba el boleto de quinta fila del concierto de un excelente violinista francés.
-Listo. ¿Ves la foto? No me vas a negar que fuimos a ese concierto juntos. Eres tú, soy yo. –Ella
-¡Ah! Claro que recuerdo el concierto del violinista francés, muy talentoso,  me acuerdo de ese día, buen día.  Pero no te logro recordar a ti.- Él
De nuevo bajo la mirada y se concentro en su libro.
Ella seguía buscando un par de palabras que le hicieran al él constatar que estuvieron juntos. 4mil palabras y nada.
Ya no sabía si quería ser recordada por aquel sujeto que no mostrabas emoción alguna por su persona.
No encontró palabra apropiada.
Él subió la mirada y con la tranquilidad de quien no ha cometido un delito le leyó un párrafo.
“Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos (…)
 
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites “
[1].
-¿Qué te parece? –Él
-¿Qué me parece? Por dios, fui yo la que te enseñe ese poema.-Ella.
-No logro recordarte, de verdad no te recuerdo, no sé quién eres, no soy tan cruel para olvidar. Recuerdo  fechas, almaceno días y festejos de todo, suena ilógico que olvide los recuerdos de quien dices: ame.-Él
Ella estaba a punto de estallar, de pronto de su boca salieron un montón de palabras al azar, palabras que no decían nada.

mueca/río/barco/otra flor(...)
Él la veía despreocupado, fresco, con una mueca de extrañeza.
-En verdad me encantaría tener una historia con poemas y conciertos, soy un romántico que escribe de amor. Pero no me acuerdo de ti.
Te lo juro me encantaría que alguien me quisiera con la misma ilusión que tú tienes en los ojos–Él
Ella se dio cuenta que no era nada personal, que el muchacho no era un tipo mal intencionado.    Él no podía acordarse de ella. Recordaba la música, los poemas. Pero olvido sin piedad su nombre.
El sufrimiento de ella por amor le resultaba ajeno.
¿Habría acaso tomado una poción de olvido?
Al darse cuenta que era imposible que él lograra recordarla, ella dio varios pasos para atrás.
Volvieron a danzar 4mil palabras por minuto en su lengua. Ninguna apropiada. Ninguna que lo hiciera recordarla. Ninguna que los hiciera estar juntos en una misma historia.
No era una historia ficticia ella lo sabía. Sabía perfectamente que habías evidencias de ese amor.
Estaba casi segura que él estaba bajo algún hechizo.
Ella se fue. Callada, cansada, decepcionada, derrotada, enamorada, encabronada, fuerte, fugaz, golpeada, gastada, humillada, hundida, idiotizada, imaginando, jurando, jalando…  
No encontró ni una palabra adecuada para que él la recordara.
Él se quedo sentado en la banca.
Soltó una mueca de incredulidad
Imagínese usted ¿alguien a quién aman tanto y él no lo recuerda? ¿Dónde están los románticos? ¿Los soñadores? ¿Los que valoran a una mujer?- Él
Cerro su libro, sin darse cuenta de su libro se cayó un boleto de quinta fila de un concierto de un violinista francés.
Movió su cabeza sorprendido por ver a la chica, comenzó a caminar. Al horizonte ocre.
La florista de nuevo se acerco a él. Le dijo:
-¿Sabía usted qué a veces los corazones se rompen, sabía usted que puede olvidar lo que sigue anhelando ? –

[1] Mario Benedetti


lunes, 17 de octubre de 2011

jueves, 13 de octubre de 2011

Leverrier

¿Se acuerdan cuando Neptuno aún se llamaba Leverrier? La verdad yo tampoco me acuerdo, pero fue sin duda una buena época. Creo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Vamos a sumergirnos en la ondas de colores. Vamos a perdernos en un bosque de árboles azules.



"Noche estrellada"


"Últimamente veo las noches estrelladas."

Me sorpende realmente la sensabilidad y exactitud que tuvo Vicent Van Gogh para interpretar a los astros.

Representó a la Luna, Venus y las estrellas de forma inigualable. 
Fue mejor el amor platónico.
Al cruzar la línea entre lo real y la fantasía de rompio, ese amor que tuve se quebro.

Fue mejor ese amor aristotelico.
Medido con la exactitud de su filosofía griega.

Fue mejor ese amor newtoniano.
Sin teorías, regido por una Vera causa.
Oc
tu
Br
E
Mi mamá dice muy sabiamente.
"A quien quieres no te quiere y con quien no hasta te empujas..."

[Mi mamá siempre tiene la razón]

martes, 4 de octubre de 2011

En la Ciudad de México el día de ayer se llevo acabo la inauguración de uno de los multiples eventos que forman parte del "Festival de Artes Electrónicas y Video Transitio"

Debo decir que el evento me dejo con un buen sabor de boca, y no me refiero al buen vino. Me refiero a la magía que representa el hecho de saber que en algún lugar de la ciudad en lunes se esté presentando un evento cultural y artístico.

Una de las cosas que más me llamo la atención y que vale la pena resaltar fue una frase que forma parte de una exposición gráfica y auditiva.

La interpretación es un acto meramente personal, las letras la interpretamos del modo que las queremos escuchar, los colores los vemos del tinte que queremos verlos, incluso el amor tiene síntomas muy diferentes entre las personas.

Justamente la exposición no regalo varias frases que aunque ocupaban las mismas palabras decían mensajes muy diferentes....

Los artistas implicados nos comentaron que todo es cuestión de tintes y matices y cerraron con una frase realmente contundente que el día de hoy les comparto también a ustedes.

"El lenguaje no alcanza para describir el pensamiento"

lunes, 3 de octubre de 2011

Lunes o martes

Perezosa e indiferente, sacudiendo con facilidad el espacio de sus alas, conocedora de su camino, pasa la garza sobre la iglesia, bajo el cielo. Blanco e indiferente, ensimismado, el cielo cubre y descubre sin cesar, se va y se queda. ¿Un lago? ¡Quítale las orillas! ¿Una montaña? Sí, perfecto, con el oro del sol en las laderas. Cae desde lo alto. Helechos o plumas blancas, siempre, siempre...
Deseando la verdad, esperándola, destilando laboriosamente unas pocas palabras, deseando siempre (se inicia un grito a la izquierda, otro a la derecha; ruedas golpean divergentes; omnibuses se conglomeran en conflicto), deseando siempre (el reloj asevera con doce claras campanadas que es mediodía; la luz vierte escamas de oro; niños se arremolinan), deseando siempre verdad. Roja es la cúpula; de los árboles cuelgan monedas; el humo sale lento de las chimeneas; ladrido, alarido, grito. «Compro metal»... ¿Y la verdad?
Como rayos orientados hacia un punto, pies de hombres, pies de mujeres, negros o con incrustaciones doradas (Esa niebla... ¿Azúcar? No, gracias... La commonwealth del futuro), la luz del fuego salta y deja roja la estancia, salvo las negras figuras y sus ojos brillantes, mientras descargan una camioneta fuera, la señorita Thingummy sorbe té en su mesa escritorio, y las vitrinas protegen abrigos de pieles.
Cacareada, leve cual hoja, rizada en los bordes, pasada por las ruedas, plateada, en casa o fuera de casa, reunida, esparcida, derrochada en diferentes platillos de la balanza, barrida, sumergida, desgarrada, hundida, ensamblada... ¿Y la verdad?
Recordar ahora junto al fuego del hogar la blanca plaza de mármol. De las profundidades de marfil se alzan palabras que vierten su negrura, florecen y penetran. El libro caído; en la llama, en el humo, en las perecederas chispas; o ya viajando, la bandera en la plaza de mármol, minaretes debajo y mares de la India, mientras los espacios azules corren y las estrellas brillan... ¿la verdad?, o bien, ¿satisfacción con su proximidad?
Perezosa e indiferente la garza regresa; el cielo cubre con un velo sus estrellas; las borra luego.
FIN

Virginia Woolf